La argentinidad, ¿se puso de moda?
¿Qué tienen en común El Eternauta, los nuevos discos de Cazzu y Lali y una remera con el Escudo Nacional?
Hola, ¿cómo estás? ¡Feliz 25 de mayo! 🇦🇷
Cuando te llegue esto yo voy a estar tomando mate y esperando los pastelitos para la tarde. 🤩 El aniversario de la Revolución de Mayo es un día en donde me gusta celebrar algo de lo mejor que tenemos como pueblo argentino: la gastronomía y la potencia de la lucha colectiva.
Antes de empezar, me gustaría recomendarte “¿Cuál es el legado de la revolución de Mayo?”, una columna que hizo esta semana la historiadora Julia Rosemberg en Gelatina. Tiene info interesante, habla sobre el rol de San Martín y el pueblo y, como dice al principio, ¿a quién no le apasiona este momento canónico en la historia argentina?
Este texto que te voy a compartir es una adaptación de lo que escribí este mes para En Foco, un newsletter que escribo todos los meses para quienes aportan a Feminacida, el medio autogestivo que me abrió las puertas para formarme como periodista allá por el 2020. Suelo tener un repositorio aparte para que quede un registro organizado, pero me pareció que esto tenía que venir por acá también.
¿Alguna vez te pusiste a pensar que “lo argentino” se puso de moda? ¿Notaste que desde hace un tiempo vemos nuestros símbolos por todos lados y que eso se volvió algo “cool”?
Te propongo un ejercicio: pensá en un momento previo al 2023. Seguro descubrís que era casi imposible ver personas usando una remera con la palabra “Argentina” estampada en letras grandes. Es probable que no puedas ubicar a nadie con joyería temática como colgantes con el contorno de nuestro país o tal vez tomando un mate con ilustraciones de empanadas. Quizás te encontrabas con tiendas específicas de merchandising en sitios turísticos, pero, ¿objetos y prendas de diseño? ¿Productos virales en redes? No lo creo.
¿Y ahora? Ahora tenemos estímulos por todas partes.
Definir a “la argentinidad” es tan complejo como variada es nuestra cultura. Los elementos que la constituyen son muy diversos: lo argentino es un menjunje de íconos, experiencias, estéticas, costumbres, sonidos y sabores. Sin embargo, no me parece casual que ahora nos parezca canchero tomar un vermucito en un bar que hasta hace unos años sólo entraban personas que podrían ser mis abuelos, o tal vez usar una remera con la cara de San Martín. Me atrevo a afirmar que esto es un fenómeno que excede los bordes de ciertos barrios porteños y se expande a otras ciudades (y se da, lógicamente, siempre dentro de determinadas clases socioeconómicas con sus necesidades básicas cubiertas).
Hoy, haciendo honor a nuestra identidad, vamos a hablar sobre la neo-argentinidad como concepto y su relación con algunas obras que se estrenaron en estas semanas. ¿Qué tienen en común El Eternauta, los nuevos discos de Cazzu y Lali y una remera con el Escudo Nacional?
Preparate el mate y arrancamos. 🧉
La Meta-argentinidad
El 18 de diciembre de 2022 Argentina se coronó campeona del Mundial de Fútbol masculino y las ganas de llevar encima los colores de nuestra Patria se multiplicaron como nunca antes. Primero nació la idea de usar la camiseta para todo; luego, encontramos las tres estrellas en todos lados, ¡hasta en títulos de programas de streaming! Inmediatamente después empezaron a circular por redes prendas de vestir, accesorios y objetos hechos por diseñadorxs e ilustradorxs que recuperaban o sintetizaban íconos de la multifacética identidad argentina y que se convirtieron en objetos de deseo (o “virales” de redes).
En 2023, la analista de tendencias Gaba Najmanovich creó y compartió una tendencia que, dos años más tarde, ya está instaladisima: la “meta-argentinidad”, también conocida como “neo-argentinidad”.
“La Meta-argentinidad aparece como una nueva tendencia que cristaliza estos sentimientos de orgullo y celebración del localismo donde lxs consumidorxs redescubren y rediseñan lo que significa ser argentinx”, escribió hace unos meses en su newsletter Exprimido de Tendencias.1
Mi primer recuerdo asociado a esto tiene que ver con haberme dado cuenta de la revalorización de los bodegones y bares “de viejes” como espacios de encuentro de generaciones más jóvenes. Ejemplos de la reconexión con la identidad nacional y su reinterpretación sobran: desde posters que celebran a las facturas y las galletitas argentinas a vestidos con la flor de ceibo bordada o buzos que celebran a las universidades públicas de todo el país. También observé una creciente “federalización” de la inspiración para diseñar. Por ejemplo, hay muchas propuestas dedicadas exclusivamente a los símbolos marplatenses o de la costa atlántica, así como también de Bariloche y el sur argentino.
En los últimos años ese discurso que encapsula cierto orgullo nacional no solo se expresa a través del diseño y la adopción de ciertas costumbres: también se refuerza en redes sociales a través de memes que resignifican momentos de nuestra cultura y componen un lenguaje propio de la idiosincrasia argentina.
Y sí, nacer y vivir en Argentina es complicado porque nos (mal) acostumbramos a sobrevivir a las diferentes crisis, pero también nos enseña a trabajar en equipo para hacer mucho con pocos recursos. Esa potencia de lo colectivo y ese amor por lo propio es lo que sin dudas impulsó que el sueño de adaptar El Eternauta, la historieta gráfica creada por Héctor Oesterheld y Francisco Solano López, se haya materializado ahora, luego de muchos años de trabajo.
Lo viejo, funciona (y lo argentino, también)
Apenas lleva estrenada unas semanas, pero la adaptación a la pantalla que llevó adelante el director y guionista Bruno Stagnaro de la mano de Netflix ya va camino a convertirse en un clásico de culto. Es, sin dudas, la producción argentina más ambiciosa hasta la fecha por, entre otras cosas, la calidad de la técnica utilizada para crear una Buenos Aires apocalíptica.
En una de las primeras clases que tuve en la universidad pública, una docente de Diseño de Indumentaria (carrera que cursé durante varios años en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires) dijo algo que se me grabó a fuego: en Argentina, y en las universidades públicas especialmente, nos acostumbramos a resolver con lo que tenemos, a hacer mucho con poco y recurrir a nuestra creatividad para lograrlo. En esta edición quiero poner foco especialmente en el trabajo de Patricia Conta, la diseñadora de vestuario de El Eternauta, que es egresada de la misma carrera FADU-UBA. Luego del estreno, Conta compartió en su cuenta de Instagram varias imágenes e historias del proceso de construcción de contar la historia de los personajes a través de sus prendas.
¿Qué pasa cuando “el héroe” de la historia es una persona común? “El Eternauta trata de hombres y mujeres comunes. Juan Salvo es un hombre común, pero también es un héroe. Tuvimos el desafío de navegar entre lo ordinario y lo épico. Nos hizo primero investigar personajes reales y espacios reales”, repitió en varias entrevistas. Algo que me pareció maravilloso es que Conta y su equipo aplicaron la idea de “lo viejo, funciona” a todo el diseño del vestuario. Por ejemplo, el gamulán que usa Juan Salvo es “una prenda de otra que tiene la nobleza de algo viejo en desuso pero que termina siendo útil. Es fundamental para nosotros ver cómo esas cosas en desuso vuelven a tener una segunda chance”, contó.
Te invito a chusmear su cuenta de Instagram para ver todo el detrás de escena.
Volver a las raíces
Otra cosa que me encantó y no quería dejar de mencionar en esta edición porque conecta 100% con la meta-argentinidad es el trabajo de Cazzu en su nuevo disco Latinaje. Yo no suelo escuchar a “La Jefa”, pero llegué a este disco especialmente motivada por el arte de tapa y me quedé por el sonido.
En las 14 canciones de Latinaje, Cazzu, una mujer nacida en Fraile Pintado, Jujuy, homenajea a sus raíces con un disco que me pareció súper fresco y original entre tanto plástico. Latinaje es una acertada mezcla de sonidos que celebran lo mejor de Latinoamérica. Hay folklore, tango, trap, baladas, boleros y hasta se da el lujo de incluir una reinterpretación de “Pobrecito mi patrón”, una chacarera hermosísima de Facundo Cabral.
La estética construida para este disco nace también de una mezcla de conceptos que contrastan y funcionan muy bien: por un lado, las raíces andinas, los colores del norte y sus aguayos y la vestimenta típica coya. Por otro lado, la idea de una Cazzu despojada, casi a cara lavada, sensual al estilo Coca Sarli pero sin ornamentación excesiva. Este juego de contrastes fue retratado por el prestigioso fotógrafo de moda Sebastián Faena y el resultado me parece espectacular. Mirá lo que es la potencia de la tapa:
En un gran año para las mujeres de la música argentina, Lali también estrenó el mes pasado un disco con su propio homenaje a sus raíces y su historia. Acá podés leer lo que escribí al respecto.
DATO: para cuando leas esto yo voy a haber ido a su show en Vélez, el primero en el que va a sonar el nuevo disco. Escribo esto antes de ir y estoy MANIJA TOTAL.
Si no conocés el trabajo de Gaba Najmanovich, te lo súper recomiendo.
Hermosoooo! Sumo a mi triada de lanzamientos de mujerazas argentinas: Marilina Bertoldi lanzó disco la semana pasada y un sonido argentinísimo, ochentas, García-Spinetta algo Moura también. Qué mujeres